Hace un año tres artistas rusas decidieron protestar contra el Kremlim en la principal catedral de Moscú. Encapuchadas, le pidieron a la virgen que se volviera feminista y las protegiera del presidente Putin. Una auténtica plegaria punk.
Les dieron dos años de prisión por "grave alteración del orden público y una clara falta de respeto a la sociedad, vandalismo e intolerancia religiosa".
Una de las condenadas; Tolokónnikova declaró a los medios que "la sentencia es un síntoma claro e inequívoco de que la libertad está desapareciendo de nuestro país"
Aunque varias han sido las voces que se han expresado pidiendo por la liberación de las artistas, el pasado miércoles 20 de marzo, la justicia rusa rechazó el recurso presentado por los abogados defensores pidiendo la anulación de la sentencia judicial.
Las tres miembros detenidas son reconocidas como presas políticas por la Union of Solidarity with Political Prisioners.
También Amnistía Internacional las considera presas de conciencia por la "severidad de la respuesta de las autoridades rusas".
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